Los Ancianos:
Artífices de un mundo joven
Hay un video disponible por el P. Fernando Armellini
con el comentario para el evangelio de hoy:
https://youtu.be/8rO2ozCCHNQ
Introducción
Los hijos de Elí, sacerdote del Señor en Silo, eran depravados y no prestaban ninguna atención a las advertencias del padre (1 Sam 2,12). Un día se presentó ante Elí un hombre de Dios que le anunció: “Nadie llegara a viejo en tu familia” (1 Sam 2,32). No era la promesa de que ninguno de sus descendientes se verían libres de las obligaciones fatigosas ligadas a la asistencia a personas ancianas y enfermas, sino del anuncio de una terrible desgracia: faltarían para siempre los educadores de las nuevas generaciones, los guardianes de las sagradas tradiciones, los responsables de la transmisión de la fe. Sus nietos no experimentarían nunca la emoción que recordaba el salmista: “Oh Dios nuestros oídos oyeron, nuestros padres nos contaron la obra que hiciste en sus días, lo que antiguamente hizo tu mano” (Sal 44,1-2).
En Israel estaba vigente el precepto “honra a tu padre y a tu madre”, sin embargo la formación de las nuevas generaciones se veía a menudo marcada por tensiones y conflictos. Había jóvenes viciosos y arrogantes (cf. 1 Re 12,8) y jóvenes juiciosos; viejos sabios que miraban con serenidad y confianza más allá de los horizontes estrechos de su tiempo y viejos obtusos que luchaban por un nostálgico retorno al pasado, buscando por todos los medios de frenar los impulsos hacia el futuro.
La reconciliación generacional es indicada por los profetas como signo del acontecimiento de los tiempos mesiánicos. El antiguo testamento se cierra con el anuncio de un regreso de Elías que “reconciliará a padres con hijos y a hijos con padres” (Mal 3,24) y el Nuevo Testamento se abre con las palabras del ángel a Zacarías: “Tu mujer Isabel te dará un hijo, irá por delante para reconciliar a padres con hijos” (Lc 1,13-17).
En las familias donde falta la persona anciana, la vida puede, en ciertos momentos, ser más llevadera pero ciertamente es más pobre de humanidad.
* Para interiorizar el mensaje, repetiremos:
“Aun cuando vengan a menos mis fuerzas, mi corazón permanecerá joven”.