Esperanza de un mundo nuevo
Un video del p. Fernando Armellini con subtítulos en Español:
Un video doblado por p. Alberto Rossa, cmf
Introducción
Los fenómenos naturales que más impresionan la fantasía del hombre –el fuego, el relámpago, el huracán, el terremoto, los truenos (cf. Ex 19,16-19) son empleados en la Biblia para narrar las manifestaciones de Dios. También para presentar la efusión del Espíritu del Señor, los autores sagrados recurren a estas imágenes. Han dicho que el Espíritu es soplo de vida (cf. Gn 2,7), lluvia que riega la tierra y transforma el desierto en un jardín (cf. Is 32,15; 44,3), fuerza que da vida (cf. Ez 37,1-14), trueno del cielo, viento huracanado, fragor, lenguas como de fuego (Hch 2,1-3). Imágenes vigorosas todas que sugieren la idea de una incontenible explosión de fuerza.
A donde llega el Espíritu, acontecen cambios y transformaciones radicales: se desploman barreras, se abren las puertas de par en par, tiemblan todas las torres construidas por manos humanas y proyectadas por la “sabiduría de este mundo”, desaparece el miedo, la pasividad, el quietismo, surgen iniciativas y se toman decisiones audaces.
Quien se siente insatisfecho y aspira a renovar el mundo y el hombre, puede contar con el Espíritu: nada resiste a su fuerza. Un día, el profeta Jeremías se ha preguntado en un momento de desconfianza: “¿Puede un etíope mudar de piel o una pantera de pelaje? ¿Podrán hacer el bien habituados como están a hacer el mal?” (Jer 13,23) Sí –se le puede responder– todo prodigio es posible allí donde irrumpe el Espíritu de Dios.
* Para interiorizar el mensaje, repetiremos:
“El Espíritu del Señor llena el universo y renueva la faz de la tierra”.