Bendigan; No Maldigan:
Es El Camino De La Paz
Un video del p. Fernando Armellini:
Comentario a la primera lectura: “Bendiciones” Libro de los Números 6,22-27
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Introducción
Los cristianos han siempre asociado la tradicional fiesta del Año Nuevo con diferentes temas o fiestas religiosas. Antes del Concilio, se celebraba la circuncisión de Jesús, que tuvo lugar, según nos refiere Lucas, ocho días después de su nacimiento (Lc 2,21). Este día ha sido también dedicado a María Madre de Dios y, a partir del 1968, el primer día del año se ha convertido, por voluntad del papa Pablo VI, en el “Día mundial de la Paz”.
Las lecturas reflejan esta variedad de temas: las bendiciones para un buen comienzo del año (Primera lectura); María, modelo de toda madre y de todo discípulo (Evangelio); la paz (Primera lectura y Evangelio); la filiación divina (Segunda lectura); el estupor frente al amor de Dios (Evangelio) y el nombre con el que Dios quiere ser identificado e invocado (Primera lectura y Evangelio).
Bendecir y bendiciones son términos que aparecen frecuentemente en la Biblia; se encuentran en casi todas sus páginas (552 veces en el Antiguo Testamento, 65 en el Nuevo Testamento). Desde el principio Dios bendice a sus criaturas, los seres vivientes, para que sean fecundos y se multipliquen (Gén 1,22); asimismo bendice al hombre y a la mujer para que dominen y cuiden de toda la Creación (Gén 1,28). Dios también bendice el último día, el sábado, signo del descanso y de la alegría sin fin (Gén 2,3).
Necesitamos ser bendecidos por Dios y por los hermanos. La maldición separa y significa rechazo; la bendición, por el contrario, acerca, refuerza la solidaridad, infunde confianza y esperanza. “El Señor te bendiga y te proteja”: son las primeras palabras que oímos en la liturgia de este día con el fin de que permanezcan impresas en el corazón y se las repitamos a amigos y enemigos a lo largo de todo el año.