¿Pecado? Un infierno del que el amor del padre nos libera
Hay un video disponible por el P. Fernando Armellini
con el comentario para el evangelio de hoy:
Introducción
Jesús reveló que Dios es amigo de publicanos y pecadores (cf. Lc 7,34; Mt 9,12-13). Pero ¿cuánto tiempo durará? ¿No llegará un día en que vaya a cambiar de actitud hacia ellos?
Alguien responde a esta pregunta: los pecadores tienen tiempo hasta el final de sus vidas para convertirse, y eso es todo. En el momento del ajuste de cuentas Dios deja de ser bueno y se convierte en un juez justo.
Este cambio de actitud de parte de Dios (si es que ocurre), nos puede dejar sorprendidos y desconcertados. Aquí en la tierra, Jesús acepta invitaciones de publicanos y pecadores, frecuenta sus hogares, toma parte en sus celebraciones, come con ellos y, a continuación, en el cielo, les niega un lugar en su banquete y los manda fuera. Un comportamiento difícil no sólo de aceptar sino también de entender.
Algunos otros opinan: Dios no los va a condenar, pero será el mismo pecador el que se castigue. Aparte del hecho de que el pecador ya ha sido castigado lo suficiente en la tierra haciendo el mal (Pr 8,36), ¿cómo se puede admitir que el encuentro con el Señor, en lugar de purificarlos y perdonarles, le hagan aún más grande la tristeza que el pecador eligió ¿Quién puede creer que llegará el momento en que Cristo se resigne a la pérdida de un amigo? ¿Quién puede pensar que, en algún momento, el mal triunfará (¡para siempre!) Sobre el amor omnipotente de Dios?
* Para interiorizar el mensaje, repetiremos:
“El Padre ha confiado a todos a Cristo, el Buen Pastor. Ellos nunca se perderán y nadie los arrebatará de su mano”.